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La caléndula es una de las plantas más eficaces y versátiles en el campo de la dermatología.

Sus hojas son la parte más llamativa donde radica además su máximo poder, un elixir rico en vitaminas y minerales que le hace merecedora del cuidado y protección de las pieles más delicadas y sensibles.

Las sustancias activas de la Caléndula reducen la inflamación y fomentan la formación de nuevos tejidos mientras los carotneos, flavonoides y aceites esenciales fortalecen la piel contra agresiones externas. 

Por sus propiedades regeneradoras, calmantes y protectoras, es una planta especialmente valiosa para la delicada piel de los bebés. Su piel, cinco veces mas fina que la de un adulto, forma una barrera protectora con depósitos de grasa que mantiene la piel caliente y garantizan un buen funcionamiento de los órganos. Pero esta piel tan joven no es capaz aún de adaptarse a los cambios bruscos de temperatura. La Caléndula ayuda a complementar la acción celular de la piel y reforzar la resistencia de los tejidos de manera duradera para que pueda desarrollar su papel protector. La estructura de estos lípidos es muy similar a la del manto hidrolipídico de la piel, por eso se absorben con facilidad y no obstruyen los poros, dejando que la piel respire y que los nutrientes penetren.

      Cuida, protege y aporta hidratación